(in Algolagnia: histórias reias e imaginárias, Econ. Editorial,
São Paulo, 1984- Traduzido para o Castelhano
por R.C. Valenzuela)
Pequeños estallidos se quiebran en mis oídos.
Ángeles mundanos en serenata cósmica, en los horarios de descanso, invaden los espacios. Rodean las máquinas. Aprietan delicada y violentamente los botones. Jalan y sueltan lenta y rápidamente las palancas. "Quiero jugar" - la voz nasalizada de la máquina.
Las máquinas me envuelven con sus tramas mecánicas. Me gusta su lenguaje impersonal. Repetitiva. Siempre la misma. Igual. "Gracias, vamos a comenzar" - enguliendo la pieza con canales.
Me miraba con interés. Se interesaba por mí. Me observaba con atención. Con ternura. Extraña manera de mirar para un desconocido. Los jeans le realzaban el cuerpo. Rió de mi intimidad con la máquina. "Jugador número 2, es su turno. !Buena suerte!" - brillando intermitentemente.
Me miró, los ojos marrones de cariño. Cerró y abrió el ojo izquierdo rápidamente, osada piscadera. La máquina hizo trampa. Me tomó la quinta bola. "Vamos al sorteo" - indicando en el mostrador digital un número diferente de aquel que piscaba en el lado derecho del tablero. "!Qué mala suerte, nadie ganó. Intente otra vez!"
La mano tocando en mi hombro, levemente. Lo miré de soslayo. Abrió la mano derecha, ofreciéndome una ficha. Lo encaré, sin entender el gesto. Acepté la oferta sin palabras. Coloqué la ficha y apreté el botón en el centro de la puerta para iniciar la partida. Bola 1 en juego. La máquina se rinde a mi ira. "Tronera lista" - encendiendo y apagando continuamente muchas lámparas.
Siento el calor agridulce de su haliento. Jala y suelta la palanca, Bola 2 en juego. Aprieto los botones sincrónicamente. Se queja del tiempo, humanizando con su voz ronca los sonidos que se parten en mi oído. Deja su mudismo con banalidades como hacen todas las personas. Permanecí callado. "?Por qué estás tan nervioso? - tomando los rebateadores.
Sonreí, los dientes blancos a muestra. Retribuí la sonrisa. Bola 3 en juego. Ruidos metálicos y continuos. Lucho contra la máquina. Ella se alboroza. Me empeño. Lanzo mal. La bola escapa por las laterales. Golpeo con violencia en el botón. "No me sacuda. Tilt" - encendiendo una luz de peligro.
Escucho su risa a mi espalda। Bola 4 en juego. Viré la cabeza, despacio. Su rostro parecía iluminado como una máquina de diversión electrónica. La sonrisa le encendía en el rostro los mejores trazos. Debo haber parecido más sisudo de lo que acostumbro ser. Dió la impresión de que se desconcertara con mi facción. Sonreí. Dejo la bola escapar en el primer lance. "Fire action" - enguliendo y escupiendo la bola.
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Bom dia meu caro e bom fim de semana.
ResponderExcluirAquele abraço